Creadora

Mercedes Malpica Solórzano

Directora de Heroicas Podcast

Periodista por vocación, comunicadora social por pasión y en el camino me encuentro investigando temas históricos con perspectiva de género, soy activista de derechos humanos y creadora de contenidos para el Podcast HEROICAS que se transmite en plataformas digitales, con la finalidad de visibilizar el rol protagónico de las mujeres en el proceso de la historia del Perú y América Latina.

Llegué a este maravilloso planeta un mes de setiembre en el jaranero pero laborioso distrito de San Jerónimo de Tunán (tierra de la célebre Catalina Huanca; cuna de los Avelinos, huestes breñeros de Andrés Avelino Cáceres y, suelo de orfebres reconocidos por sus obras de arte en oro, plata y filigrana), en la provincia de Huancayo y departamento de Junín en los andes centrales del Perú.

Les comento que me fascinan los viajes, desde muy pequeña disfruté de los gajes de las rutas que realizaba con mi abuela, Elvira Sánchez Zárate y con mi madre, Edilberta Solórzano Sánchez, por los diferentes centros mineros de los departamentos de Junín, Pasco y Huancavelica y, en la que choferes, maquinistas de autovagón o del tren iban entonando un repertorio canciones de todo género y a las que me sumaba y al final tenía la sensación de que el viaje había sido demasiado corto.

Doña Elvira como doña Edi (cariñosamente llamada así por su clientela) eran dos mujeres expertas en el mundo de los negocios de ropas, locerías, zapatos y un sinfín de mercaderías que llevaban dos veces por mes a los centros mineros en medio de las vicisitudes propias del camino entre túneles y cerros nevadas y sin embargo siempre tenían una actitud de ganadoras y campechanas.

Para mí, que no había pisado aun la escuela cuando comencé la aventura de acompañante al par de comerciantes intrépidas, cada lugar en que nos estacionábamos, a cada persona que conocía o circunstancia que vivía (con algarabía, con tristeza, ingenio, incertidumbre, justicia o prepotencia, etc.) se iban convirtiendo, aun sin saberlo, en mis primeras aulas de vida, allí aprendí a palpitar el amor sin límites y a preservar la amistad y la libertad.

En cuanto a mi padre, Juan Jesús Malpica Camargo, les diré que era un tipo demasiado sociable, facilidad para hacer amistades duraderas, era ilustrado, promovía el debate y el liderazgo, fue un político consecuente con sus ideales. Tenía también una vena creativa (platería, carpintería y ebanistería), fue un soñador, ¡ah! y un amante de las excursiones y exploraciones a los cuales me di el gusto de acompañarlo en sus cabalgatas hasta las altas cumbres del ande, así como en sus visitas a las comunidades campesinas…

Por último, puedo decir que mi padre “don Jisho” o “don Jishuco” (como le decían de cariño los más cercanos) era por excelencia un buen conversador, así como un gran narrador de historias verídicas y de ficción, de leyendas y tradiciones de la zona y siempre tenía guardado sus sabias moralejas, sus oyentes de turno quedaban maravillados hasta perder la noción del tiempo. ¡Don Jisho me dejo como herencia muchas de sus semillas y las llevo a mucha honra!

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